...

...

miércoles, 5 de agosto de 2015

Zapatillas de deporte



Caminaba taciturno por la carretera y con un montón de pájaros instalados en su grasienta cabeza. Miraba el paisaje como si fuera la primera vez y sentía cómo su propio mundo se le iba derrumbando poco a poco. Una fina lluvia otoñal le mojaba la ropa y eso le daba igual. Intentaba no ser negativo pero pensaba que a veces la gente no se lo ponía fácil. Estaba dentro del saco, eso lo tenía claro, pero aquello no le hacía sentirse igual que los demás. Se suponía que cada persona era especial, pero no tenía ni el más mínimo interés en descubrirlo. Bastante soportaba él con tener que aguantarse y entenderse a veces.

La realidad es que lo veía todo negro de nuevo. Estaba borracho y todo eso de ser positivo le importaba un pimiento. Pisaba los charcos con fuerza y el agua sucia penetraba por las suelas de sus viejos zapatos. Notaba como la piel de su cara se pegaba con nervio a sus pómulos y sentía que los ojos le iban a estallar. También mantenía conversaciones consigo mismo.

- Puede que las cosas sean más sencillas de lo que crees.

- ¡Ni de coña! ¡La vida es un embrollo! 

- ¡La vida es maravillosa! Echa un vistazo a tu alrededor. ¡Se te pasará!

- ¡Ya no soy un crío! ¿sabes? Debería tomármelo más en serio, no sé, hacer algo importante…

- ¡Bah! ¡Chorradas! Estas hablando solo…

De vez en cuando echaba un vistazo por si alguien le observaba de cerca. En realidad caminaba solo, nadie andaba por la calle a esas horas, aún era de noche y la ciudad estaba desierta.

- Todo tiene solución…

- Puede que tengas razón... Pero ahora yo me voy a mi casa, ya he caminado bastante a la deriva…

Y justo cuando se suponía que se iba a dar la vuelta las vio a lo lejos. Estaban abandonadas y como hundidas en medio de la hierba de un parque.

- ¡Unas zapatillas de deporte! Parecen bastante nuevas…

Sin pensárselo dos veces se liberó de su viejo calzado y se puso las deportivas. Acto seguido se largó de allí corriendo abandonando sus roídos zapatos en medio de aquel parque.


<<<<<>>>>>>> 


Media hora después se acercaba corriendo un deportista hacia el mismo lugar en el cual aquel chico tan extraño había abandonado sus zapatos. El deportista pensaba solamente en superarse. Aquel domingo por la mañana se había levantado muy temprano para poder entrenar a fondo y así poder mejorar su marca.

- Un, dos tres, cuatro y un, dos tres cuatro…

Los cascos impedían que aquel hombre reflexionara. Escuchaba la radio a tope y no hacía caso de sus pensamientos. Un tímido crepúsculo se mezclaba con el aire de una noche oscura y nublada. De repente los vio a lo lejos.

- ¡Unos zapatos! Son muy bonitos…

Entonces se detuvo a observarlos. Estaban viejos sí, pero parecían muy sólidos y además eran de su mismo número.

- Pienso estrenarlos esta misma tarde. No, mejor voy a estrenarlos ahora mismo. ¡Son preciosos!

Y acto seguido se calzó los zapatos y se fue caminando muy despacio abandonando sus zapatillas de deporte en medio de aquel parque.


<<<<<>>>>>>> 


La mañana iba avanzando y las nubes se disipaban en el cielo. Había cesado la tormenta y la gente paseaba a sus perros. La ciudad estaba viva pero dispersa. Los pájaros se movían entre las copas de los árboles y algunos coches circulaban entre los charcos. También por la carretera y entre los charcos caminaba un chico joven de pelo largo. Caminaba disperso como el resto y con mucha prisa. De repente las vio.

-¡Unas zapatillas de deporte! 

Estaban bastante nuevas y por un momento pensó en recogerlas. Sin embargo, no tenía tiempo para pensar en chorradas. Se detuvo un instante pero finalmente decidió pasar de largo.



<<<<<>>>>>>>

No hay comentarios:

Publicar un comentario