...

...

jueves, 28 de enero de 2010

estudio de pintura

Plastic bubbles



Estuvo toda la mañana mirando por la ventana de su cuarto soñando despierto. El cielo estaba de un raso espléndido y lucía el sol. La temperatura en el exterior era tal que cuando tocaba los cristales podía sentir el frío del invierno. Su madre le advertía cada media hora que o se ponía a hacer algo de provecho o acabaría encerrándole en aquel cuarto sin ventanas que tanto odiaba. No se lo pensó un instante y se aplicó al máximo en sus tareas. No podía permitir que su madre le castigara por la tarde y le obligara a pasarla en casa mirando a las paredes e imaginando formas en el gotelé. No. Aquella tarde había quedado con su mejor amigo y éste le había propuesto un extraño plan. Ordenó su cuarto y revisó sus deberes. Las matemáticas le resultaban tremendamente difíciles. Por una parte porque no había prestado la suficiente atención en clase y por otra porque tampoco podía hacerlo en aquel preciso instante. Desesperado pidió ayuda a su madre y ésta se prestó a ayudarle sin ninguna objeción.

Ahora sólo le quedaba esperar a que ella discurriese mientras él sólo se dedicaba a asentir con la cabeza aparentando interés.

Cuando por fin llegó la hora de comer la tarea ya estaba terminada. Su amigo y su madre vendrían a buscarle en coche hacia las cuatro y media. Comió rápidamente y cuando estaba en el postre sonó el timbre. Acto seguido se puso los zapatos y el abrigo, se peinó y salió de casa. Nada más cerrar la puerta se encontró a su amigo en medio de las escaleras mostrándole lo que parecía ser un tubo.

- ¿Qué es eso? – preguntó.

El niño se guardo el tubo de plástico en el bolsillo, bajo corriendo las escaleras y se metió en el coche. Cuando arrancaron la madre de su amigo dijo:

- Esta tarde tenemos visita, si queréis podéis ir a jugar a los porches, pero eso sí, abrigaos bien.

Los dos chicos se miraron el uno al otro con un gesto de complicidad y una pequeña sonrisa. Por fin habían llegado a la edad en la cual podían salir solos a la calle sin necesidad de ir acompañados de un adulto.

Bajaron del coche y la madre subió con su amigo a casa para coger más ropa de abrigo.

- Yo te espero aquí abajo, no tardes mucho. - dijo él.

- ¡Claro!- contestó el amigo - ¡Ahora mismo bajo!

Mientras esperaba el chico se quedó perplejo mirando a su alrededor. Dos grandes edificios de ladrillo amarillo se plantaban en medio de una plaza semiesférica iluminada por farolas. Se podía sentir el frío y un viento gélido se deslizaba entre los pequeños árboles plantados en el cemento. Casi no había gente exceptuando a unos chicos y chicas jugando con un balón y gritando. La sensación que le producía todo aquello era totalmente nueva para él. Las luces, las sombras de aquellos arboles, las grandes alcantarillas construidas a gran altura y todos los coches que circulaban alrededor le hicieron sentirse tan libre que pensó en correr y perderse para siempre. De repente se levantó un fuerte viento y apareció su amigo y de nuevo sacó aquel extraño tubo del bolsillo.

- ¿Qué es eso?- volvió a preguntar el niño,

- Se llama Plastic bubbles. Me lo trajo mi padre.

Dicho esto sacó un pequeño tubo de aluminio e impregnó la punta del tubo de plástico con un extraño gel de color rojo. Sopló y salió una pequeña pompa que reventó al empezar a coger forma esférica. Rápidamente, aplicó una nueva dosis y sopló con más cuidado. Esta vez la pompa se hizo mucho mayor y de repente se desprendió del tubo y comenzó a elevarse. El viento empezaba a azotar con fuerza y aquella bola rosada se dirigía a gran velocidad hacia el cielo elevándose en círculos espirales. Llegó a mucha altura y una corriente de aire hizo que volara por entre dos edificios despareciendo de su campo de visión. Corrieron tras la burbuja de plástico levantando los brazos con el viento en contra.

Corrieron y rieron sin parar y exhaustos comprobaron que el viento la había hecho desaparecer por completo.



...


Si podeis y teneis una buena conexión a internet, leedlo mientras escuchais a Isao Tomita.


Gracias!

Blonde Red Howard