Era su pistola y cuando ella lo decidía se la tenían que devolver.
En una de aquellas exigencias, uno de sus hermanos mayores se negó a devolvérsela.
Ella gritaba y estiraba de la camiseta de su hermano para recuperarla. No tenía
nada que hacer. Su hermano era mucho más alto y mucho más fuerte. Jugaba con
ella y le gustaba verla sufrir.
-
¡Si no me la devuelves ahora mismo subo a casa y se lo
digo a mamá!
Entonces su hermano lanzó la pistola con todas sus fuerzas hacia el cielo. Atravesó
la pistola un montón de hojas de platanero y se quedó atascada en una rama.
Se quedó encalada su pistola a trece metros de altura. Ella esperaba por lo
menos que una ráfaga de viento agitara los árboles y la precipitara contra el
suelo.
Nunca ocurrió tal cosa.
Se marcharon sus hermanos y ella se quedó sola esperando. De fondo sonaban
las campanas de una iglesia cercana. Y ella miraba con detenimiento su pistola
de plástico enganchada entre las ramas. Deseaba con todas sus fuerzas recuperarla.
Sin embargo la tuvo que abandonar. Al día siguiente ya no estaba.
Había desparecido.
…
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