...

...

domingo, 15 de julio de 2012

La piedra enigmática


Los amigos de sus hermanas le llamaban el angustiao. En parte porque era muy sensible y lloraba por casi todo. Sus dos hermanas mayores se hacían cargo de él y siempre que salían de casa tenían que hacerlo con su hermano pequeño de la mano. En ocasiones, sus amigos se mofaban de él y le cantaban canciones. Acto seguido el angustiao lloraba para su deleite. Entonces le defendía su segunda madre. La hermana mayor que había hecho de testigo y madrina en su bautizo. Entre todos protegían maravillosamente al niño pero era su madrina la que sentía verdadera responsabilidad por él entonces.

El angustiao era su protegido.

Un buen día se largaron sus hermanas y amigos hasta una presa cerca del río. Solían ir allí para fumar y hablar de sus cosas. Como siempre cargaban con el angustiao y le vigilaban en todo momento. La presa estaba separada unos quinientos metros de su pueblo. Y vigilaban todos al pequeño para que no se saliese a la carretera. Él iba por detrás y observaba el paisaje. Siempre observaba el paisaje y le alucinaban todas las formas de su alrededor. Le brillaban los ojos continuamente con una especie de temblor dentro de sus cuencas. Siempre estaban a punto de llorar sus ojos de besugo. Era flaco y se cansaba en seguida. Su piel era blanca como la cal y sus hermanas tenían que tener mucho cuidado cuando le daba el sol directamente.

En poco tiempo expuesto se podía quemar y convertirse en un cangrejo llorón.

Llegaron por fin a la presa y se sentaron en un muro de ladrillo cerca de la orilla. Mientras hablaban de sus cosas, cantaban y vociferaban, el angustiao se alejó sigiloso de todos ellos. Había observado el niño cerca de la carretera, entre unos arbustos, una extraña mesa y un asiento de piedra. Estaba escondido aquel merendero entre la hierba y casi no se veía. Sin embargo, el angustiao había intuido que algo interesante se ocultaba entre aquellos arbustos. Se acercó hasta allí y tocó la mesa de piedra. Era una mesa preciosa con extraños adornos tallados en los bordes. El asiento era también de piedra y con forma de cubo. Parecían aquellos restos vestigios de ciudades milenarias. Pensó el niño que aquel merendero tendría por lo menos unos dos mil cuatrocientos años. Seguramente había sido utilizado por magos y hechiceros ancestrales para sus rituales.

Rituales que incluían pequeños sacrificios humanos y maravillosas y crepitantes hogueras de colores.

El viento que soplaba por los alrededores del merendero era muy extraño. Se movían la hierba y los arbustos cercanos muy lentamente y sin emitir siquiera un leve murmullo. Y le afectaban aquellos elementos de manera intensa. Era como si de repente su cuerpo se trasladara a la época de sus antepasados y entonces las piedras le hablaran. De hecho, le tradujeron todos los mensajes y secretos que debía revelar a su generación. Le nombraron el encargado de transmitir todos sus enigmas resueltos. Entonces su mensaje se conocería en todos los rincones del mundo. De manera universal, estaba destinado a ofrecer todos los tesoros de aquellos hombres supraterrenales al mundo y poder así transformar su presente.

Mientras tanto, sus hermanas y amigos charlaban y fumaban mil pitillos. Cuando su madrina se dio cuenta de que su hermano había desaparecido, muy alarmada, se levantó y avisó a los demás. Entonces se pusieron todos a buscar al niño. La preocupación era general porque de repente se dieron cuenta de que llevaba por lo menos una hora sin aparecer. A los cinco minutos se lo encontraron de pie entre unos arbustos y mirando un merendero de piedra. Lo encontraron de espaldas y como ausente. Le llamaban desde lejos pero no contestaba. Cuando su hermana se acercó y le toco el brazo se asustó porque su cuerpo estaba frío como el hielo. Su rostro estaba más pálido que de costumbre y lloraban sus ojos de forma extraña y abundante. De repente reaccionó el niño y miró a su hermana. Ésta le preguntó que por qué lloraba y qué había estado haciendo tanto tiempo solo. El niño no le supo contestar pero sus ojos expresaron de golpe un mensaje que su hermana supo descifrar.

Acto seguido se fundieron ambos en un abrazo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario