Yo estaba sentado
esperando el autobús
en la estación de Atocha
y a mi lado
un anciano gitano
estaba sentado en un banco
devorando con gusto
lo que parecía ser
su almuerzo
El hombre se apañaba perfectamente
y no parecía que nada ni nadie
le molestara
En una mano llevaba el embutido
y en la otra una navaja de un palmo
una bota de vino colgada del hombro
y de vez en cuando picaba
de una barra de pan seca
que tenía debajo del brazo
Era todo un espectáculo
ver cómo lo hacía
con tanta destreza
y con un solo piño
Aquel anciano tan divertido
con buen humor y casi sin esfuerzo
había logrado superar sus limitaciones
y no tener que renunciar
a uno de sus mayores placeres
desde joven hasta viejo
poder masticar y degustar de lo lindo su almuerzo
…
No hay comentarios:
Publicar un comentario