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martes, 24 de mayo de 2011

Revista porno



La portada les había hipnotizado. Reunieron unas cuantas monedas y se sortearon quién de ellos iba a entrar y comprar la revista. Lo único que hacía falta era un poco de naturalidad. Entró en la tienda con cara de cordero degollado y dijo en voz baja:

- Hola. ¿Me puedes dar esa revista?

- ¿Cuál?

- No, esa no. La de la derecha.

- ¡Ah! ¡Vale!


La tendera fijó sus ojos en los del chico y al comprobar la palidez de su rostro los apartó rápidamente. La transacción monetaria y entrega de la revista se completaron ambas en riguroso silencio. Afuera estaba su amigo mirando embobado las nubes mientras se estiraba la picha por encima del pantalón.

- ¿La has comprado?

- Sí. Vámonos.


Y se largaron muy contentos hacia el descampado más cercano.

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