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lunes, 10 de enero de 2011

Fuegos artificiales



Viajaba hacia B. con el deseo de abrazar y conocer mejor su amor. Los cristales del autobús tintaban el atardecer de un amarillo muy cálido. Nadie hablaba y casi todos dormían. Algunos leían el periódico deportivo y otras revistas del corazón. Sus mentes ocupadas flotaban en el aire. No se podían oír pero estaban allí, impidiendo observar el paisaje a ambos lados. Su mente también estaba ocupada pero luchaba por obtener un momento de concentración y mirar por la ventana. Las montañas se iban oscureciendo y el cielo cada vez más luminoso parecía contener las nubes como pegatinas.

Y a cada instante los colores cambiaban, sin previo aviso y con una gradación finísima.

El olor del autobús era desagradable pero ya estaba acostumbrado. Podía soportarlo, siempre lo hacía. El calor que desprendían la ropa y el cuerpo de los pasajeros se mezclaba con el olor de los asientos perfumados. La temperatura no podía ser más indefinible, sin embargo, sentía frío en las extremidades.

Los pueblos, los restaurantes y los hoteles de carretera se iluminaban a lo lejos y empezaban a desaparecer sus alrededores. Las palmeras, los molinos de viento y los carteles desparecían algunos, otros sin embargo aparecían de nuevo y destacaban entre las sombras.

Los márgenes de la carretera se transformaron en cunetas oscuras e intransitables y se fundieron con las montañas más cercanas. El verde cada vez más oscuro de los árboles más altos, los plantados en la cima de la montaña, se convirtieron en siluetas que tocaban el luminoso azul del cielo.

La estrella polar iluminaba la copa de un árbol de un tono blanco azulado muy frío. Y lo separaba de todos ellos.

La oscuridad lo separaba todo magistralmente.

Se imaginaba cruzando un valle a través del bosque hasta llegar a un pueblo, observando desde cerca maravillosos fuegos artificiales. Imaginaba a sus habitantes bailando y sonriendo. Desde su asiento su mirada brillaba y sus ojos reflejaban aquellas luces.

Y la distancia hacia la luz se compuso esta vez de experiencias mucho más cercanas a su propia vida.




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