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sábado, 22 de octubre de 2011

Un mensaje del futuro



No le quedaban fuerzas para seguir. No le quedaban razones suficientes para prolongar algo que ya consideraba muerto. Su jornada diaria había terminado. Apagó el ordenador y se tumbó en la cama.

Alargó el brazo y cogió el primer libro que encontró.

38. El remordimiento. – El remordimiento es como la mordedura de un perro en una piedra: una tontería.

No podía leer filosofía. Le palpitaban las sienes y su cerebro se balanceaba sin control. Lo que debía hacer estaba claro.

Apagar la luz y abrazarse a su almohada.

Cerró el libro y se sentó en la cama. Se quitó los zapatos y los pantalones y apagó la luz. Cuando ya estaba tumbado y rodeado de oscuridad se le aparecieron luces y muelles de colores. Enmarcados de oscuridad todos ellos se repartían como en una paella de luz en el aire. Explosiones blancas vibraban cuando cerraba los ojos con fuerza. Y su cuerpo se paralizaba ante los restos de formas aleatorias.

Cuando cruzaba la barrera de la vigilia sonó su teléfono. Le había llegado un mensaje de texto. Tanteó con la palma de la mano la mesilla de su cuarto llena de trastos y cogió el móvil. Era un mensaje del futuro. Le revelaba todo cuanto quisieran saber el resto de los demás. Alucinaba con todo aquello que por lo menos le transportaba fuera de sí mismo. Sin embargo no lo supo descifrar. El texto decía lo siguiente:


Remitente: 660076604
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Son como almohadas. Todos se comportan como muelles. Impregna a todos los que puedas. No los dejes escapar.
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10/09/2027
00:38:08


De repente apareció una enorme polilla. Revoloteaba con violencia alrededor de la luz de la pantalla y en círculos espirales. La polilla contrastaba en la oscuridad de su cuarto como la luna lo hace en la oscuridad del cielo. Conjugaban la visión del animal y su reflejo una especie de texto. Un texto que tampoco supo descifrar.

Apagó el móvil y se abrazó de nuevo a su almohada. Entonces sí que pudo entregarse al abismo del sueño sin interrupciones.


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