Había un lugar
en la cocina
donde nuestra madre
nos curaba las heridas
con mercromina
Recuerdo aquella estancia
iluminada por un sol veraniego
y al fondo
recuerdo un armario de madera
Dentro de aquel armario
había de todo
tiritas
algodón
alcohol
y agua oxigenada
Yo iba con la rodilla pelada
o el codo
o la barbilla
y mi madre
retiraba con esmero
las piedrecitas incrustadas
Lo hacía con suavidad
y con mucho mimo
pero yo me quejaba todo el rato
hasta que por fin me colocaba
una tirita
Acto seguido
me largaba
con mis amigos
y un bocata de nocilla
en la mano
sin despedirme siquiera
de mi madre
mi enfermera
…
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