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jueves, 11 de febrero de 2010

Desayuno con vidrieras




El sonido de un mensaje en el teléfono móvil le despertó de un sueño pesado pero reparador. Se levantó y se aplicó en una de esas duchas matutinas que, a fuerza de ser una de las acciones más cotidianas de nuestras vidas, pasa desapercibida por su carácter funcional. Bajó a la calle y esperó durante diez minutos observando a la gente. No podía considerarse a sí mismo un fisonomista, sin embargo, creía reconocer en aquellos rostros toda su lucidez y transparencia. Cuando por fin apareció ella, la observó y pudo comprobar por sus gestos y movimientos una gran inquietud.
Entraron en su cafetería preferida, uno de esos lugares en los cuales una pareja puede sentirse en compañía exclusiva de sí misma y donde cada cual, se permite ocupar su propio espacio rodeado de gente desconocida. Cuando el desayuno ya estaba sobre la mesa, ella empleaba su tiempo en transmitir todas las sensaciones que le había producido el sueño. Éste escuchaba con atención e intentaba descubrir los motivos por los cuales aquellas imágenes se le presentaban tan vivamente. A cada sorbo de café la conversación tomaba mayor fluidez y las palabras se formaban en la cabeza de ambos de una manera sorprendente.

Parece ser que debamos analizar una determinada época y por lo tanto un determinado pensamiento -dijo él.

Si, lo que pasa es que las cosas no son tan sencillas cuando creemos dirigirnos en una determinada dirección y nuestra experiencia nos dice que no es la correcta. -respondió ella.

Tienes razón. -repuso él -sin embargo no podemos echarle la culpa a nuestra educación ni tampoco a nuestras experiencias más cercanas. Se puede considerar algo mucho más sencillo justo en el momento que uno consigue asimilarlo, pero por supuesto, no es tarea fácil.

Tenemos la capacidad de perdonar, tanto al resto de la gente, como a nosotros mismos, sin embargo a veces el orgullo no nos lo permite. ¿crees que pueda existir un modelo de bondad y perdón? -preguntó ella.

La cuestión no es si creo que exista o no, lo importante es que el ser humano tome como ejemplo éste modelo. Todas nuestras convicciones se han formado debido a la falta de una base sólida y de nuestra propia implacabilidad a la hora de perdonar. No podemos dar por supuesta una vida exenta de espiritualidad y por lo tanto, de sentido. La amistad, el amor, el respeto, tienen sus propios ejemplos, pero no debemos olvidar que son conceptos abstractos en los que uno debería creer.

Si, toda nuestra deriva, -dijo ella -Todo nuestro transcurso puede resultar mucho más beneficioso y puede ser un buen ejemplo en el caso de que tomáramos esa dirección, exenta de orgullo y prejuicios. Podemos equivocarnos, pero sin embargo, merecemos tanto recibir como ofrecer otra oportunidad.

De repente, se miraron en silencio y se rieron. Un exceso de cafeína les había hecho relacionar unos hechos aislados con otros más abstractos de una manera precipitada. Todo formaba parte de una moral etérea producida por el lenguaje y su sentido expresaba una realidad insondable. Lo que realmente importaba era su presente y la compañía que ambos se ofrecían. Pagaron y se fueron de allí. Mientras andaban por la calle él iba pensando en lo mucho que quería a esa persona y en la incomprensión que sufriría a lo largo de su vida. No era sólo ella, también era él mismo el que debía hacer lo posible por comprender su propia realidad y poder soportar el sinsentido que a veces pretende acabar con todo.


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