Eran ruidos nocturnos
que me ayudaban
a conciliar el sueño
Las risas y los gritos
de alguno de mis amigos
hablando hasta tarde
en la plaza del pueblo
El aullido
hacia la luna
de algún perro encadenado
El rugir de los camiones
atravesando a toda velocidad
la carretera general
(sus motores resonaban
en las montañas de todo el valle)
Y el sonido y aleteo
de algún murciélago
rozando la persiana
de mi cuarto
Eran sonidos agradables
que me permitían
conciliar el sueño
conciliar el sueño
Imaginando fantasmas
que andaban por los pasillos
me quedaba profundamente dormido
…
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