Érase una vez un zapatero
que no sabía vender zapatos
que no sabía vender zapatos
El buen hombre se había empeñado
en venderlos todos por unidades
en venderlos todos por unidades
Por una parte pensaba
que así ganaría más dinero
que así ganaría más dinero
Por otra parte
no entendía que la gente
comprara zapatos por pares
y todos del mismo modelo
no entendía que la gente
comprara zapatos por pares
y todos del mismo modelo
De hecho
él mismo siempre calzaba
un zapato distinto en cada pie
él mismo siempre calzaba
un zapato distinto en cada pie
Gastaba siempre
un rostro enfadado
acompañado de un traje ajado
que adoraba
un rostro enfadado
acompañado de un traje ajado
que adoraba
Y caminaba lento por la vida
Al cabo de los años
la tienda cerró
la tienda cerró
Cerró llena de zapatos intactos
de todas las épocas
y de todas las modas posibles
dentro de sus cajas originales
llenas de polvo
de todas las épocas
y de todas las modas posibles
dentro de sus cajas originales
llenas de polvo
Y aquel hombre tan ingenuo murió de viejo
Y su familia nunca supo
o nunca quiso entenderlo
porque rápidamente se gastaron
el poco dinero que tenía
o nunca quiso entenderlo
porque rápidamente se gastaron
el poco dinero que tenía
Porque rápidamente le colocaron
dentro de un ataúd
le maquillaron una sonrisa
y enfundaron su cuerpo
con un traje nuevo
y un zapato del mismo modelo
en cada pie
dentro de un ataúd
le maquillaron una sonrisa
y enfundaron su cuerpo
con un traje nuevo
y un zapato del mismo modelo
en cada pie
FIN
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