Cuando sólo contaba con siete años de vida, en el verano de 198..., en su cabeza empezaron a gestarse los problemas típicos de un niño de su edad. Sus amigos, sus padres y sus hermanos formaban todo el mundo que le rodeaba y de ellos dependía su felicidad. Por otro lado comenzaba a plantearse, sin saberlo, dudas acerca de la muerte. Sólo el hecho de pensar en desaparecer por completo le aterraba. Incapaz de albergar tales pensamientos se daba por vencido y trataba de evitar tales reflexiones. Esto le ocurría a menudo. El caso es que, no se sabe porqué, un día apareció una cucharilla de café en su bolsillo y tomó la firme decisión de llevarla siempre consigo a todas partes. Pensaba que si cambiaba de ropa, ésta debía seguir en su bolsillo. Así siempre le recordarían, en vida y después de muerto como “El chico de la cuchara”.
Blonde Red Hollie
Nació la chica más bella de todas con un insecto pegado en la parte posterior del cuello. Los médicos dijeron a sus padres que con el tiempo se podría operar. Creció la niña con su parásito y aprendió a vivir con aquello. No obstante intentaba ocultarlo siempre que podía. A veces en la playa o en la piscina se topaba con indeseables que la insultaban. Se rumoreaba en su colegio acerca de su defecto y sus compañeros la rechazaban. Sin embargo, ella se sentía cada vez más unida a su insecto. Cuando se hizo mayor de edad los médicos le comunicaron que por fin era posible una intervención quirúrgica. En la cocina le esperaban sus padres y su novio con una horrible sonrisa en sus rostros para ingresarla en el hospital. Lo que no sabían ellos es que había cogido cariño a su insecto.
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